No tengo dudas que desde el cielo, los padres de ambos, se llenaron de gozo al ver lo felices que son sus hijos y como se complementan el uno al otro.
A pesar de que no pudieron estar físicamente, tanto Marissa como José Miguel, los recordaron con mucho cariño.
José Miguel era médico general en el cuarto de urgencia, en el Hospital Regional Rafael Hernandez y Marissa, médico interno de 1er año.
Se conocieron porque muchas veces los internos tienen que hablar con los médicos generales de urgencia, pero no había que un buen trato entre colegas. Un 14 de febrero el Dr. Sánchez, después de un largo día de trabajo, llegó con un arreglo de chocolates y splash. Marissa lo aceptó sin mostrar interés, cuando en realidad la había flechado con ese detalle. Y así fue como empezó su historia.
Antes de dirigirse a la iglesia, Marissa y José Miguel, quisieron hablarse unos minutos. Para no romper la tradición, una puerta los dividía, mientras sostenían sus manos.
Esta pareja de doctores chicanos (meto!), médicamente hablando, son dos neuronas opuestas que a lo largo de dos años han creado una excelente sinapsis (esto fue dicho por ellos, claro está).
¡Oficialmente los nuevos Sr. y Sra. Sanchez!
El espectáculo que estábamos presenciando era simplemente increíble. Todos sacaron sus celulares para fotografiarlo.
Mi pantalón estaba mojado hasta mitad de pierna, mi cabello era un desastre pero aún así me la pasaba corriendo/brincando de un lado al otro, emocionada con los resultados que estábamos obteniendo. Marissa y José Miguel, gracias de nuevo por confiar en mi y hacer estas fotos posible.
Para sorpresa de todos sus invitados, Marissa y José Miguel, prepararon una coreografía especial para su primer baile como esposos.
Entre las burbujas, aplausos y sonrisas de todos, celebraron el inicio de su nueva vida juntos.
Marissa y José Miguel, no tengo para agradecerles si buen trato con nosotros. En lo personal me hicieron sentir, más que su fotógrafa, su amiga.