Hoy me levanté a las 11:20 a.m. Para muchos esto es un lujo y producto de envidia (sobre todo si se trata de un lunes), pero para mí, era producto de molestia.

Me desperté de mal humor porque sentía que había perdido mi mañana y con ella, todos los planes y que había preparado. Aun así, a los que les comenté lo que me había pasado, reaccionaban diciendo “¡que rico! ¡Qué bueno que descansaste! ¡Lo necesitabas!

La verdad es que buscaba alguien que me dijera que tenía razón en molestarme, por haberme quedado dormida, pero no conseguí a nadie que me acompañara en mi sentir.

Aquí entre nos, abril fue un mes muy productivo para mí: tuve varias coberturas de bodas, sesiones, fui conferencista en Foto Week (tremenda experiencia, por cierto), producción de un comercial y otras cosas personales; además del trabajo habitual. Con todas estas cosas, era lógico que iba a terminar bastante cansada. Es por eso que, los que me conocen, sabían que necesitaba reposo, aunque mi mente me dijera lo contrario.

A pesar de que sé que he estado trabajando al máximo estas últimas semanas, me he sentido un poco culpable, por no haber podido compartirles los habituales correos, posts o videos de Youtube, que les suelo enviar.  El compromiso que siento de querer ayudarles, me hace sentir que les estoy quedando mal.

Sé que muchos se admiran y me comentan que no saben cómo hago para hacer tantas cosas a la vez, o como llevo adelante tantos proyectos, pero la verdad es que yo sigo descubriéndolo y mejorando mis técnicas, para luego compartirlas con ustedes.

Y como de todo, se puede sacar algo bueno, les quiero compartir cuatro grandes recomendaciones y enseñanzas, que me ha dejado esto:

1. Define tus prioridades: este punto es un poco difícil, ya que en muchos casos puede significar dejar de hacer lo que nos gusta, para hacer lo que realmente tenemos que hacer. Lo ideal es hacer una lista de las cosas pendientes y ponerles fecha de caducidad. Por lógica, las primeras que deben aparecer, son aquellas que se necesitan con anticipación y que tienen fecha de expiración.
2. Delega: esto lo recomiendo a cada rato. En situaciones donde te sientas con sobre carga de trabajo o que sabes que vas a tener un periodo más pesado de lo común, es importante buscar manos extras que puedan ayudarte.
3. Re organiza: es normal que después de una avalancha de trabajo, te sientas un poco o bastante desorganizado. Saca un día libre para poner en orden todos tus pendientes y revisar el status de las cosas que dejaste de lado en tu lista. Si trabajas con una agenda, te irá mucho mejor.
4. Descansa: creo que este consejo aplica mucho para mí y me es difícil hacerlo, pero sí que es necesario. Si eres workaholic como yo, e inclusive te molesta tomar siestas porque sientes que pierdes el tiempo (aunque creo que soy de las pocas personas que se molesta por algo así jaja), aprende a prestarle atención a tu cuerpo. Es mejor trabajar bien descansado, que forzarnos cuando ya no damos más.

No quiero prometer nada, pero les puedo asegurar que estoy dando lo mejor de mí, para poder ofrecerles mejor contenido y de manera más constante, en las próximas semanas. ¡Gracias de antemano por su comprensión!

Un abrazo,

Liz