Cada vez que me dispongo a escribir un post de boda, coloco canciones que sean románticas o que me recuerden a la pareja de la que estoy escribiendo.
Si quieren sentirse emotivos y tener los ojos llorosos, les recomiendo poner “Un amor para la historia” de Gilberto Santa Rosa. Totalmente comprobado por esta servidora.
Al ritmo de esta canción, Eimy y Marcel bailaron por primera vez como esposos, frente a las personas a las que le guardan más cariño y que han estado durante toda su relación.
Su historia comenzó hace muchos años atrás, en medio de un lugar desconocido para ambos pero destinado por Dios para que su encuentro fuera posible.
Se conocieron en 4to año de secundaria, en el Bachiller de Ciencias en el Instituto Fermin Naudeau. Ambos siendo estudiantes nuevos, coincidieron estar sentados uno detrás del otro, el primer día de clases.
Algo tan sencillo como preguntarle a Eimy, a qué hora era el receso, abrió las puertas a una amistad como ninguna. Al no conocer a nadie más, encontraron comodidad y confianza en el otro.
Se convirtieron en los mejores amigos, junto con la que fue la dama de honor de la boda.
Al pasar año y medio juntos, de un momento a otro ya pasaban más tiempo a solas. Conversando de sus planes de futuro, la universidad, viajes, Eimy se fue dando cuenta de que Marcel le gustaba.
A su cabeza comenzaron a llegar las ideas de qué pasaría si fueran novios y cómo quedaría su amistad si no funcionaba.
Después de pensarlo, Eimy se armó de valor y habló con él. Le compartió lo que sentía y decidieron darle un chance (sin que ningún amigo supiera), de cómo sería ser novios.
No tengo dudas que Marcel se sentía exactamente igual (por algo dijo que sí jeje), sólo que Eimy se le adelantó.
Aún así se prometieron que, a pesar que tuvieran pareja, tenían que asistir al baile de graduación juntos. Al final, la promesa fue cumplida y no tuvieron que preocuparse de terceros, ya que fueron a su prom como novios.
Después de nueve años como novios, había llegado finalmente el momento de comenzar una nueva aventura juntos, ahora como marido y mujer.
La emoción era indudable para todos y, las lagrimas de Marcel, decían más de lo que cualquier palabra podría.
Para llegar al 6 de agosto, Marcel tuvo que hacer una propuesta extra especial. Su mayor meta: hacer que Eimy no sospechara nada.
Tarea bastante difícil para alguien que te conoce tan bien y que convive contigo desde hace tantos años.
El 6 de julio coincide con el cumpleaños de la mamá de Eimy, por lo cual decidió utilizar esa fecha el año pasado para despistarla. Con la excusa de un paseo a El Valle, fueron con la intención de pasar un fin de semana divertido.
A todo esto, jamás pasó por la cabeza de Eimy que Marcel ya venía coordinando todo con sus amigos (durante meses) y hasta le había pedido la bendición a sus suegros.
Cerca del atardecer, Marcel le pidió a Eimy que bajaran a cenar, después que se pusiera hermosa para él. La llevó por un camino que pasaba frente a una mesa que decía “¿Quieres casarte conmigo?”, decorada súper linda y con una mesa para dos.
Para mantenerla desconcertada, le propuso que se acercaran a la mesa para tomarse una foto, así como en “son de broma”. Eimy en cambio, no se sentía muy cómoda con la idea porque no era para ella.
Logró llevarla lo más cerca posible. Una vez ahí le agarró la mano y le dijo que esto en efecto era para ella.
No importó cuanto tiempo tuvieran de relación ni la confianza que ha crecido en todo este tiempo, los nervios fueron inevitables para Marcel y sentía que temblaba.
Le empezó a leer una carta muy especial donde le compartía todos sus sentimientos. Como siempre han tenido canciones para momentos especiales, ese día le dedicó la misma que bailaron por primera vez como esposos.
Mientras esto ocurría, sus familiares se colocaron detrás de Eimy (quienes se habían estado quedando en un hotel cercano, todo perfectamente planificado).
El momento era preciso para arrodillarse frente a la mujer de sus pensamientos y las personas más importantes para ellos. Marcel cuenta que esa tarde dijo las palabras más importantes en lo que lleva de vida: “Eimy, ¿quieres ser mi esposa?”
El “sí” de Eimy lo enamoró aún más y posteriormente fueron a celebrar esta gran noticia con todos los que habían formado parte de este momento tan importante para ellos.
“Lo que más me gusta de Marcel es como hace lo posible para hacerme reír, siempre trata de yo sea feliz, me consiente y a pesar de que su familia dice que el es un gruñón, conmigo es tierno y siempre me ha tratado como una princesa.”- Eimy
“Lo que más me encanta de Eimy es la capacidad que tiene para escucharme y apoyarme, tiene una personalidad única que me encanta, tiene ese sentido del humor que por mas bravo que este con ella me saca una risa. ” – Marcel
Desde que conocí a Eimy y Marcel, sabía que la pasaríamos increíble. De por sí compartimos la misma pasión por los viajes por lo que no podía parar de hablar con ellos sobre destinos (y eso que de por sí ya hablo bastante).
Cuando llegó su día tan esperado, sentía que estaba fotografiando a amigos, más allá de clientes y esa sensación es una inigualable.
Cuando la rumba está tan buena, ¡hasta los más pequeños la disfrutan!
Tanto ellos como sus invitados disfrutaron al máximo la #zuzuwedding y no podía evitar tener una sonrisa de oreja a oreja mientras capturábamos cada momento.
Me quedo con los sinceros abrazos y palabras de agradecimiento de esta bella pareja. Eso vale más que nada y lo aprecio como no tienen idea. Verlos felices y que les quede el recuerdo de este sentimiento, lo es todo para mi.
Cada vez me aseguro más que me toca fotografiar a las parejas más agradables y divertidas. Con Eimy y Marcel lo reconforté una vez más.
Gracias chicos por su confianza en nuestro trabajo y por tratarnos como si los conociéramos desde siempre. Les deseo un hermoso futuro juntos y que este nuevo viaje que emprenden, sea el mejor de todos. ¡Felicidades!