Cada boda que ocurre en mi familia, es definitivamente una bendición y motivo de celebración para todos, y ésta no era la excepción.
Era la tarde del 18 de marzo, un sábado común para algunos, pero un día memorable para nosotros. Había llegado el día en el que Dakmar y Héctor unirían sus vidas ante Dios y no podíamos estar más felices.
Cuando llegué a la habitación de mi prima, estaba escribiendo los votos que le compartiría a Héctor, unas horas más tarde.
Entre tachones e inspiración, se propuso compartirle al amor de su vida, lo feliz que se sentía, de pasar el resto de su vida junto a él. Mientras tanto, el cuarto se fue llenando poco a poco de más familiares, que hicieron que los nervios fueran en aumento.
Los previos a la ceremonia, siempre están llenos de muchas emociones. Es por eso que nos encanta poder capturar estos momentos, esos últimos minutos antes de dar este paso tan importante.
Si de por sí es difícil contener las lágrimas en momentos como éste, con personas que tengo poco de conocerlas, no se imaginan el reto que fue no llorar, mientras tomaba esta foto.
Las hermosas palabras que le dijo mi tío a su princesa, parecían sacadas de película. Momentos como éste, son los que jamás se olvidan.
Durante la ceremonia, Héctor no dejó dudas sobre lo que siente por Dakmar. Entre piropos, comentarios de afirmación y una sonrisa de oreja a oreja; reafirmó que ella es la mujer que Dios tenía guardada para él.
“De Dakmar me gustan sus ojos, que me hacen sentir esa felicidad de un niño, y su sonrisa que me da la seguridad de un león.” – Héctor
“Me gusta de Héctor su sentido del humor, que es emprendedor y que nunca se cansa hasta alcanzar lo que se propone, como cuando me conquistó.” -Dakmar
Dakmar y Héctor se conocieron cuando estaban niños (aunque ella no lo recuerda muy bien), pero no fue hasta años después, que sus vidas se reencontraron.
Mientras que ella estaba en República Dominicana y él en Hawaii, ambos por motivos de trabajo; encontraron en el otro, un compañero de viaje a distancia.
A pesar de los cambios de horario, encontraban la manera de contarse todas las experiencias que estaban viviendo y se extrañaban cuando la señal no les llegaba donde estaban. La química era indudable, aunque fuera por teléfono.
Una vez de vuelta en Panamá, tuvieron su primera cita, que dio inicio a su historia como pareja.
Creo que ambos deben sentirse muy cómodos con la familia del otro. Ya sea por el grado de locura que tenemos, lo mucho que bailamos o el desorden que formamos, parecía una sola gran familia y eso muy pocas veces lo he presenciado.
Primos, no cabe duda lo felices que se hacen el uno al otro y como nos contagian esa alegría a todos los que los queremos. Fue una experiencia inolvidable, que todos disfrutamos hasta el último minuto.
Junto a Dios, estoy segura que su relación será para toda la vida. Muchas bendiciones y alegrías para ambos.