Dios y el destino unió a esta pareja por medio de la pasión que ambos comparten: la medicina.
Un día en la facultad, Lorena subío las escaleras de la universidad y lo vio por primera vez (según David, Lorena lo lujurió 😉 ). Él se dio cuenta que ella lo estaba mirando, por lo que se sentó en un lugar por donde ella tenía que pasar obligatoriamente. Ella se hizo la díficil y entró sin decir una palabra. Desde ese día comenzaron los juegos de miradas.
Para poder acercarse a ella, David comenzó ayudarla en los exámenes pasándole las respuestas (ojalá ningún profesor esté leyendo esto jeje), hasta que un día les tocó estudiar juntos y ahí fue dónde empezó todo.
Un día le dijo a Lorena que se arreglara porque la iba a pasar a buscar para una sopresa. Le vendó los ojos y la llevó al Cerro Ancón. Una vez arriba, frente a esa majestuosa vista, le quitó la venda y le pidió que fuera su novia. Lo más hermoso de todo esto es que, años más tarde, regresó al mismo lugar para esta vez hacerle la gran pregunta de si quería casarse con él.
Lorena y David, ustedes son unas personas muy agradables, graciosos y con buen corazón. Me encantó compartir con ustedes este momento tan especial en sus vidas y capturar el inicio de esta nueva etapa. Dios bendiga su unión y sean muuy felices juntos.
A continuación les comparto mis fotos favoritas: