Creo firmemente que cada pareja está destinada a estar junta. No importa la distancia, su procedencia, el idioma o que haya un océano entero de por medio, si va a ser será en su momento.
Este es el caso de Rosalina y David, quienes se conocieron en Costa Rica cuando menos lo esperaban. Todo fue gracias a un viaje de negocios de David (quien es de Holanda) y a que Rosalina vivía allá en ese entonces.
A medida que su relación avanzaba, se dieron cuenta que en el otro encontraban lo que siempre habían buscado en una pareja.
David quiso hacer una propuesta especial por lo que alquiló un yate para ir a Contadora a “pasar el día”. Aunque a ella le pareció bastante sospechoso toda la distancia, se emocionó cuando al regreso la sorprendió con el anillo y la propuesta.
A partir de ese momento, empezaron los preparativos para este día tan importante. No sólo era coordinar la logística de la boda, sino también el traslado de la gran mayoría de los invitados (quienes viajarían para formar parte de la boda). Al final del día, todo ese esfuerzo y tiempo, valió la pena.
Los sobrinos de Rosalina son su adoración y fueron protagonistas indispensables en este día tan importante para ella.
Ellos no dejaban de mostrar la admiración por todos los detalles como los anillos, su ramo y repetían las asignaciones que le tocaba hacer a cada uno, para no equivocarse.
Finalmente llegó el momento que tanto habían esperado. David de la mano de su madre y Rosalina acompañada por su papá, se encontraban para unir sus vidas en matrimonio.
Era una fresca tarde de verano y el ambiente parecía de película. Rosalina y David no dejaban de verse y sonreírse el uno al otro.
Toda la ceremonia y discursos, fueron hablados en español, inglés y holandés, para que de esta forma nadie se perdiera ningún momento de lo que estaba ocurriendo.
Cada uno escribió sus votos de manera personalizada (me encanta cuando hacen eso) y fue inevitable que las emociones surgieran entre ellos y todos los presentes.
Sin dudas, fue uno de los momentos más emotivos de toda la celebración y que estoy segura que jamás olvidarán.
¡Oficialmente casados!
Al caer la noche, David y Rosalina bailaron por primera vez como esposos.
Quisieron aprovechar la oportunidad para también tener un baile padre e hija, con una canción latina, y luego madre e hijo bailaron al ritmo de una canción de Holanda. Cada “bando” cantaba la canción que correspondía a su procedencia.
Todas las personas que ahí se encontraban, cruzaron la vida de Rosalina y David por alguna razón y significan mucho para ellos. De la misma forma, ellos son muy importantes para cada uno de los asistentes.
Entre risas, lagrimas y aplausos, los familiares y amigos más allegados, compartieron las experiencias que vivieron con los recién casados y lo felices que estaban por su unión.
Si hubiera un concurso del mejor show para quitar la liga, David se llevaría el primer lugar sin dudas.
Mientras tomaba las fotos, mi boca estaba totalmente abierta por lo inesperado que fue su baile, acrobacias y accesorios que utilizó para esta tradición. Definitivamente “la botó”.
Cuando el amor une a dos personas, no sólo las une a ellas sino a todos los que ellos aprecian y quieren. Todos celebraban juntos y no paraban de bailar. No importaba lo que sonara, desde que inició la música, la pista no se vació.
Rosalina sorprendió a todos cantando “Quimbara” de Celia Cruz, para dar inicio a la tan esperada hora loca.
Rosalina y David, les deseo que esta nueva etapa que inician sea tan especial, como lo fue su boda.
Gracias por permitirnos formar parte de su unión y amor. Confío en que el mismo seguirá creciendo con el pasar de los años. ¡Muchas felicidades!