“Hace once años, en las tierras soleadas de nuestro querido Chame o Cancún (como cariñosamente le decimos), siendo un día de movimiento debido a las elecciones, se encontraron nuestras miradas en medio de un mar de gente. Fue como si la multitud desapareciera por un instante.
A pesar de que nos habíamos visto antes, ese día nos gustamos sin saber qué había hecho la diferencia por un momento y buscamos la excusa más tonta para conocernos: mejor un CD del Comando Tiburón. De ese modo comienza nuestra historia de amor…”
Al parecer, en esta ocasión, me han quitado el trabajo de escritora. Esta pareja definitivamente se lució al contar su historia y no pude evitar compartirla tal cual la escribieron ellos para su boda.
Gina y Jan Paul planificaron y personalizaron hasta el último detalle de la misma, para hacerla realmente suya. Cuando finalmente llegó el día, la emoción y la felicidad fueron los sentimientos líderes en esta celebración.
Cuando su papá llegó a la habitación, no paraba de mirar a su hija con ojos de amor y la ayudaba en lo que necesitara. Para él, Gina siempre seguirá siendo su princesa.
“El inicio fue sumamente romántico, lleno de detalles como rosas, mensajes, visitas espontáneas…
Después de más de una década de relación, nos comprometimos, nos casamos por lo legal y, seis meses después de una triste pérdida, hoy reconfirmamos nuestro amor con la bendición de Dios, un ángel que nos guía desde el cielo y con el apoyo de nuestros familiares y amigos.”
Este papá sabe que está dejando a su hija en muy buenas manos. Esa expresión de confianza y felicidad es invaluable.
“Me gusta de Gina su sonrisa, que es atenta, sus ojos y su comida.” – Jan
En la entrada de su boda, tenían escrito en un gran papel, cómo comenzó todo. Creo que no fui la única que me leí el papel entero.
Definitivamente fue un toque muy original compartir con todos sus invitados, esa historia de amor que comenzó el 2 de mayo de 2004.
En memoria de su mamá, Gina mantuvo encendida una vela durante toda la celebración y la misa fue ofrecida para ella también. A pesar de no haber estado físicamente, confiamos en que estuvo presente en este día tan especial para su hija.
No tengo dudas que hubiera estado muy alegre de ver cómo Gina irradiaba y contagiaba felicidad.
“Prometí que no iba a llorar“, dijo Gina cuando su voz amenazaba con quebrarse pero su hermosa risa le ganó la batalla. “Desde que conoció a Jan Paul, mi madre dijo que él era el hombre de mi vida.“
Dio las gracias a cada uno de los presentes, por compartir con ellos este momento tan especial para los dos y, a su esposo, le dijo lo mucho que lo amaba y le agradeció todo lo que ha hecho por ella.
Simplemente miren la hermosa manera en que Jan Paul mira a Gina, no importa el tiempo que lleven juntos, parecieran que lo acabaran de flechar.
Gina y Jan Paul celebraron hasta más no poder. Gina sacaba a todos a bailar y la pista nunca quedaba vacía. Entre los trensitos, shots, murga y orquesta, los invitados se dieron gusto.
Para cerrar con broche de oro, los acompañó el Roockie, con quien corearon todas sus canciones a todo pulmón. No queda duda que esta pareja disfrutó al máximo su día especial.
Gina y Jan Paul, estoy muy agradecida por su confianza en nuestro trabajo. Igualmente con su trato con nosotros y cómo nos hicieron sentir parte de su familia. Fue un placer capturar estos momentos tan especiales que perduraran para siempre. Que Dios los llene de muchísimas bendiciones.