El día que tanto habían esperado y planeado, llegó. Hacía un clima de verano hermoso y la brisa soplaba por la puerta del balcón. Aileen caminaba en bata por toda la habitación, viendo si faltaba algo, mientras contestaba una que otra llamada.

Ya con su maquillaje y peinado listo, cada vez más se acercaba el momento de decir “acepto”. Que mejor momento para recordar como empezó todo los que los trajo hasta ahí.

Aileen se hizo muy amiga de un amigo de… “otro amigo” (a.k.a ex-novio) que, aún después de haber finalizado su relación, se siguieron frecuentando. Un día salieron y su amigo invitó a Abdiel en esa salida.

A pesar de que ambos eran bastante tímidos, Abdiel la sacó a bailar y comenzaron a conocerse. Después de esa noche las salidas continuaron, pero siempre eran los tres juntos en plan de amigos. No pasó mucho tiempo para que Abdiel se armara de valor y la invitara a salir.

Como a Aileen le encantan las cosas espontáneas, Abdiel decidió buscarla de sorpresa para un un día de picnic. Fueron hasta Chicá, escucharon Coldplay, contemplaron la naturaleza y fue ahí cuando decidió preguntarle si quería ser su novia. ¡Súper romántico!

Si hay algo que nunca voy a olvidar de esta boda era lo sonrientes que ambos estuvieron durante toda la celebración. Desde que me encontré con Aileen, horas antes de la ceremonia, su sonrisa contagiaba a todos a su alrededor.

La fiesta quedó espectacular, desde lo más grandes hasta los más chicos bailaron y brincaron hasta más no poder (sobretodo los últimos que mencioné). Todo fluyó de una manera hermosa que hizo que todos los presentes la disfrutaramos.

Aileen y Abdiel, muchísimas felicidades por su matrimonio. La verdad que todo les quedó hermoso y lo más importante es que ustedes lo disfrutaron.

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