Al llegar el segundo día, era imposible no sentirse en una película de “Bollywood”. Los colores, la música, sus vestidos y la espectacular decoración, hacía que todos nos trasladáramos a la India.

Desde temprano iniciaron los preparativos con el mehndi, que se ha convertido en una de mis partes favoritas de esta celebración. Nunca deja de asombrarme la habilidad y rapidez con la que logran estos hermosos diseños y lo exóticos que se ven.

Mientras las chicas se preparaban y repasaban la coreografía que más tarde bailarían, los hombres salieron a celebrar y a empezar la fiesta, antes de pasar a la ceremonia.

Al ser esta mi primera boda hindú (todas las anteriores han sido musulmanas), la ceremonia me tenía impresionada. Aunque no se entendía mucho de lo que estaban diciendo, era súper interesante de presenciar y capturar.

Pero si hay algo con lo que me quedo de la boda de Mónica y Andrés, son los bailes. ¡QUE ESPECTÁCULO! Realmente me tenían con una sonrisa de oreja a oreja, mientras hacían sus presentaciones. Nada más escribiendo esto, me viene la música a la mente y me dan ganas de mover los hombros. Creo que ninguno de los que ahí estuvimos, lo podremos olvidar.

Esos bailes dieron inicio a la mega rumba que esta pareja había preparado con tanto cariño y dedicación. Fue la manera perfecta de terminar la celebración de dos días, dos culturas y dos familias, que ese día se convertían en una sola.

¡Muchas felicidades Mónica y Andrés!