No tienen idea lo mucho que aprecio que una pareja confíe en mí, uno de los días más importantes de su vida, para capturarlo y conservarlo para siempre.
Muchos me contactan con bastante anticipación, como lo hicieron Diana y Carlos, quienes apenas se comprometieron año y medio antes del gran día, sabían que querían que formara parte de este momento tan especial. Me sentí muy honrada por su confianza y emocionada por vivir esta bella boda.
A pesar de que esta pareja se conoció en segundo grado de primaria, no fue hasta después de haberse graduado de la escuela donde realmente empezó a surgir la conexión entre ellos. El destino los volvió a unir en un trip al cual Diana se sumó de último minuto, para así dar inicio a esta historia.
Años más tarde, Carlos no tenía dudas de que Diana era la persona con la que quería pasar el resto de sus días y preparó todo para una propuesta muy especial, en un atardecer de ensueño en Santorini, mientras celebraban otro mes de estar juntos. Diana no pudo contener sus lágrimas y nos cuenta que después de ahí sentía que flotaba por todo el lugar.
Creo que esta pareja ocupa un lugar en el top 10 de los novios más felices y emocionados, con los que nos ha tocado trabajar. Desde que llegamos, no paraban de sonreír y así se mantuvieron durante toda la celebración. Era tan contagiosa su genuina felicidad que en cada click que hacíamos, había un momento bonito para capturar.
Una de las cosas que más me gustó es cómo involucraron las raíces polacas de Diana en la celebración, por lo cual pudimos probar un poquito de su cultura (literalmente). A través de su música, bebidas y postres, todos sintieron un poquito de Polonia en la celebración.
Definitivamente fue la mejor manera de celebrar y darle inicio a una nueva e importante etapa en sus vidas. Les deseo la mayor de las bendiciones de Dios y que siempre se mantengan tan alegres como los conocemos. ¡Muchas felicidades!