Mary y Angel son de esas personas con las que te sientes a gusto desde el momento en que les conoces. En mi caso, tuve la oportunidad de conversar con ellos en su visita a Panamá, cuando estaban organizando su boda, y desde entonces crucé los dedos para que me escogieran ¡como su fotógrafa.
Una vez lo hicieron, la coordinación se volvió virtual, debido a que viven en Estados Unidos. Como ella es estadounidense y Angel es venezolano, decidieron escoger nuestro país como punto de encuentro para que ambas familias pudieran asistir.
La propuesta, en cambio, ocurrió en un lugar muy diferente, pero que significaba mucho para Mary. Brujas es la ciudad favorita de ella y Angel sabía que sería el lugar perfecto para ese momento especial e inolvidable en el que haría la pregunta. Como él no había ido antes, le tocó planificar todo por medio de internet, pero al final salió como lo esperaba y dice que se divirtió mucho en el proceso.
Sin importar que la celebración de su amor fuera a varios kilómetros de sus países, le dieron un toque de cada cultura a la boda para que todos se sintieran como en casa. Fue muy bonito ver cómo desfilaban al ritmo de música de Louisiana, después de terminada la ceremonia, o cómo movían las caderas al ritmo del tambor durante la recepción.
Por otro lado, debo confesar que se me salieron una que otra lagrimita en esta boda, pero es que era muy difícil no sentirse conmovido por todo lo que se estaba viviendo.
Como fue una celebración bastante íntima, prácticamente se podía palpar la unión familiar y el gran amor que se tienen entre ellos. Creo que al final del día, esto es lo más importante en una boda.
Mary y Angel, que su amor y fe en Dios, se vea reflejado en cada aspecto de su matrimonio. Fue un verdadero placer capturar su boda y espero que estas fotos puedan conservar por siempre, este día tan importante en sus vidas.