Donde menos lo imaginas, puedes conocer al amor de tu vida. En el trabajo, en otro país, durante una pasantía o en todas juntas. Al menos así sucedió en el caso de Jeanina y Alejandro.
En uno de esos días laborales, Alejandro vio a Jeanina en la cocina buscando té. Hubo un “no sé qué” que le movió a hablarle y sacarle conversación sobre lo que fuera, aunque se tratara de tema de cocina. Le pareció muy interesante y agradable, por lo que seguramente no sería la última vez que intercambiarían palabras.
Lo bueno de estar en el mismo trabajo, es que habían varias ocasiones para coincidir, dentro y fuera de él. Con la celebración del cumpleaños de una compañera de trabajo, pudieron hablar y conocerse más.
Poco a poco fueron entablando una amistad y los detalles comenzaron a surgir. Alejandro le llevaba y dejaba chocolates en su escritorio, por la mañana temprano, antes de que ella llegara a la oficina.
La química e interés eran inevitables, por lo cual comenzaron a salir más a menudo. Comenzando por el cine, salidas al ballet, conciertos, entre muchos otros eventos en los que se dieron cuenta que tenían muchos gustos en común y que eran muy compatibles. Después de todas esas experiencias, le pidió que fuera su novia.
Como la pasantía era de medio año, al momento ella le respondió que no porque pensaba que él no se iba a quedar en Panamá. Aún así, Alejandro desde un principio se lo prometió y mantuvo su palabra, de la misma manera que cumplirá lo que se prometieron el día de su boda.
Para llegar a este día tan importante, Alejandro decidió sorprenderla con la pregunta cuando ella menos lo esperaba. El lugar perfecto para hacer esta importante propuesta, sería el restaurante Altamar en Aruba. Jeanina no tenía idea de que ese viaje daría inicio a uno mucho más importante.
Aproximadamente un mes antes del viaje comenzó a buscar diseños de anillos, hasta que encontró uno que le gustó.
Alejandro estaba decidido que quería que fuera diferente y especial como lo es ella para él. Cuando lo vi en persona se nota el empeño que le metió al mismo y el significado especial que guarda para Jeanina.
En el momento de los votos, tenían que decirlos por su cuenta, a diferencia de leerlo como usualmente hacen. Esto dio lugar a emociones más sinceras, divertidas y amorosas de su parte.
Después de una hermosa relación como novios, esta amante de las expresiones artísticas y el fanático de la naturaleza y deportes extremos, se convirtieron en marido y mujer.
Los niños simplemente siendo niños. ¡Amo su espontaneidad!
“Me gusta su forma de ser y nuestras personalidades se complementan en muchos aspectos, me hace sentir especial, es comprensivo, cocina super rico, siempre me escucha cuando lo necesito y ha sido mi apoyo en los momentos importantes. Tiene principios y valores muy parecidos a los míos, me encanta pasar tiempo con él y me hace reír.”- Jeanina
Esta boda estuvo llena de detallitos hermosos, casi todos fueron elaborados por Jeanina misma, quien es una amante de las manualidades.
Fueron tantos que podía hacer un post entero de ellos (yo quedé encantada). No caben dudas de lo talentosa que es.
“Desde el inicio me encantó su sonrisa y lo linda que se veía cada vez que sonreía, se le ve un aura diferente. Es una persona que me tiene muuuucha paciencia, inteligente, le gusta hacer actividades de labor social, es una persona especial para mí, muy arreglada, tiene principios y valores que comparto, es comprensiva, me ha ayudado y apoyado bastante, me quiere tal cual como soy con todos mis defectos y virtudes.” – Alejandro
En el momento del brindis, se podía presenciar no sólo la felicidad de la unión de Jeanina y Alejandro, sino la de dos familias enteras. Muchos familiares viajaron desde el extranjero para poder formar parte de ese momento y estaban muy agradecidos con su presencia.
Debo confesar que quedé sorprendida con lo rumberos que resultaron ser todos. Como usualmente todos comienzan tranquilos por motivo de la ceremonia, da para pensar que será una recepción tranquila, pero que equivocada estaba (¡para mi mejor!).
Entre la música de murga panameña y la música típica venezolana, las dos culturas se mezclaban mientras celebraban y bailaban como una gran familia.
Jeanina y Alejandro, son una pareja de la que no cabe duda que están hechos el uno para el otro. Dios hizo que sus caminos coincidieran para que fuera uno sólo por el resto de sus días.
Les deseo la mayor de las felicidades y que esta nueva etapa que inician esté llena de hermosos momentos. ¡Que su amor crezca cada día más!