Conversando con una colega, después de una de mis conferencias en el Foto Week, me comentó: “por cierto, ¡me cae súper bien tu mamá!”. Cuando le pregunté si la conocía, me respondió que no, pero que de tanto que yo la mencionaba, le parecía una persona increíble.

La verdad es que incluso así, a veces me quedo corta, cuando hablo acerca de lo mucho que la admiro. Es por eso que hoy, en su cumpleaños #50, quiero hacer un intento de poder transmitirles por acá, la gran persona que es y la bendición que tengo de poder llamarla “mami” (procuraré no hacerlo tan largo, porque de seguro ya está llorando desde que empezó a leer esto).

Sé que en ocasiones así, todos dicen que tienen a la mejor mamá del mundo. En lo personal no me gusta hablar con superlativos, pero sin lugar a dudas, es la mejor mamá que yo podría haber tenido y deseado.

A pesar de que solo he podido formar parte de casi una mitad de su vida, todo lo que consiguió antes de tenerme y las que sigue alcanzando hoy día, son cosas que me inspiran a mí a soñar en grande. Muchos me dicen que se sienten inspirados por mi historia, así hoy quiero contarles la historia que me inspira a mí.

Mi mamá siempre ha sido una persona responsable, dedicada y perseverante. No creció rodeada de lujos ni comodidades, pero no dejó que esto la frenara, sino que, al contrario, la hizo luchar para poder obtener una mejor calidad de vida, para ella y los que quería.

Destacaba en todo lo que podía: proclamando poesía, en la banda, bailando salsa o con su puesto seguro en los Cuadro de Honor del colegio, mi mamá apuntaba alto desde pequeña, en todo lo que se proponía.

Aun así, para conseguir varias de estas cosas, la personalidad a veces tiene que ser un poco estricta/regañona (lo cual aleja a algunos). Al final del día, sus intenciones y propósitos son buenos, porque todo lo que hace lo hace con amor. Créanme que esto lo sé y entiendo perfectamente, porque lo heredé de ella y paso por esto también (y a veces no nos entienden 🙁 ).

Además de estar siempre pendiente de sus familiares y amigos, en cualquier cosa que necesitaran, crecí viendo a mi mamá organizar fiestas grandísimas para niños necesitados, donando a desconocidos que lo requerían y defendiendo a los animales. Son cosas que, sin darse cuenta, la subían en el pedestal de modelo a seguir.

De las cosas que más tengo que agradecerle es que, desde que mi hermana y yo llegamos a su vida, nuestros sueños se convirtieron en los suyos. Desde entonces, no ha dejado de dar más de lo que le es posible, para verlos realidad. Ni hablar de todo lo que ha hecho desde que decidí ser emprendedora, que no les quede duda que gran parte del crédito se lo lleva ella.

Mami, podría escribir todo un libro acerca de lo increíble que eres. Esta mañana me dijiste que nosotras somos tu mayor bendición, pero tienes que tener claro lo afortunadas que somos nosotras también, de poder crecer bajo tus alas.

¡¡¡Por otros 50 años más!!!

…Aunque considerando nuestra genética de lucir mucho más jóvenes y lo longevos que son de tu lado, prefiero decir: ¡por otros 100 más!

¡Te amo!